Internet redefinió para siempre el entretenimiento y la forma de consumirlo
Como profesional que ha acompañado de cerca la evolución del entretenimiento digital desde AWG, he podido observar cómo Internet, impulsado por el desarrollo continuo de dispositivos y tecnologías, no solo transformó las reglas existentes, sino que dio origen a un nuevo paradigma. Este 17 de mayo nos invita a reconocer cómo la red se ha integrado en prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana: la información, el comercio, la educación, el trabajo, la comunicación, la expresión personal y, de manera central, el entretenimiento.

La transición de los medios tradicionales al entorno digital marcó un punto de inflexión profundo. Desde sus orígenes con ARPANET en la década de los setenta hasta la expansión de la World Wide Web en los años noventa, Internet sentó las bases para un acceso global al conocimiento y a los contenidos de entretenimiento. Esta apertura propició, a inicios de los años 2000, el auge del intercambio p2p y la piratería a gran escala, un fenómeno disruptivo que obligó a industrias como la del gaming, la música y el cine a replantear sus modelos de negocio frente a nuevas formas de consumo.
La respuesta a este escenario llegó a través de la innovación digital. Plataformas pioneras como Spotify, Steam y Netflix supieron identificar la oportunidad de simplificar la experiencia del usuario, escalar la distribución de contenidos y establecer modelos de monetización sostenibles. Estas soluciones no solo revitalizaron sectores que enfrentaban una fuerte crisis, sino que demostraron la importancia de adaptar la oferta a las nuevas dinámicas del entorno digital, marcando el inicio de una nueva etapa en los modelos de negocio del entretenimiento.
Este proceso también redefinió por completo el papel de las audiencias. Los usuarios dejaron de ser consumidores pasivos de contenidos producidos por periódicos, estaciones de radio, cines y canales de televisión, para convertirse en protagonistas del ecosistema digital. Redes sociales y plataformas como Instagram, Facebook, YouTube, TikTok y Twitch habilitaron una comunicación bidireccional, donde las personas crean contenido, influyen en la opinión pública y atraen la atención de marcas y anunciantes. Así surgió la economía de la atención, en la que el tiempo y los datos de los usuarios se consolidaron como activos de alto valor, respaldados por un paquete de Internet que permite conexión permanente y multiplataforma.
La consolidación de influencers, streamers y creadores de contenido dio paso a nuevas formas de entretenimiento y a nuevos actores dentro de la cadena de valor. Estas figuras construyen comunidades masivas y transforman las estrategias tradicionales de marketing y publicidad. Al mismo tiempo, el consumo audiovisual continúa fragmentándose con el crecimiento de las smart TVs y los canales FAST, desafiando el modelo de la televisión lineal. Hoy, la disrupción de la televisión de paga es evidente, impulsada por el volumen de contenido OTT, la evolución de los dispositivos y la proliferación de aplicaciones que integran guías de canales en vivo a escala global.
No obstante, este ecosistema digital también plantea retos importantes. La sobreoferta de contenido genera una competencia constante por captar la atención del usuario. Desde mi experiencia en el ámbito de Ad Tech en AWG, el enfoque se centra en desarrollar experiencias auténticas y medibles, conectando contenidos relevantes con audiencias específicas en el momento adecuado, mediante modelos que equilibren la rentabilidad con una experiencia positiva para el usuario.

En el marco del Día Mundial de Internet, reflexionar sobre el rumbo del entretenimiento digital y la experiencia del usuario resulta indispensable. Si bien la tecnología es el motor que impulsa esta evolución, el verdadero valor reside en la capacidad de Internet para fomentar conexiones significativas e interacciones humanas. El futuro del entretenimiento no dependerá solo de la innovación tecnológica, sino de cómo se utilice el Internet de fibra óptica para crear experiencias más relevantes, auténticas y centradas en las personas.