El cine en la era del streaming: ¿cómo ha cambiado la forma de disfrutar las películas?

Con la expansión de las plataformas de streaming, cada vez más personas se cuestionan si realmente vale la pena acudir a una sala de cine para ver una película. El debate está más vigente que nunca.

La llegada del streaming ha puesto al alcance del público amplios catálogos de películas y series, disponibles en cualquier momento del día. Esta posibilidad de consumo inmediato y bajo demanda ha transformado de manera significativa la experiencia tradicional del cine, especialmente aquella que implicaba salir de casa y sentarse frente a una gran pantalla en una sala especializada.

Aunque el crecimiento del streaming tuvo un impacto notable en 2020 a raíz de la pandemia por Covid-19, esta transformación comenzó años atrás con el surgimiento de Netflix. Fue entonces cuando se consolidó un modelo de negocio basado en suscripciones, que ofrecía acceso a una extensa variedad de contenidos, incluidos títulos originales, sin anuncios y desde la comodidad del hogar. Este formato resultó especialmente atractivo para quienes prefieren evitar las salas de cine.

Estos cambios provocaron una transformación profunda en la industria del entretenimiento y en los hábitos de consumo. De acuerdo con una encuesta de YouGov Profiles, antes de la pandemia, en México el 55.4 % de las personas optaba por ver películas en salas de cine; para 2023, esta cifra disminuyó al 46.4 %.

A pesar de que algunas plataformas de streaming aumentaron sus precios recientemente o implementaron nuevas estrategias para mantenerse competitivas, durante la primera mitad de 2023 se registraron 13.2 millones de suscripciones activas, lo que confirma la fuerte adopción de este modelo.

¿El streaming marca el final de las salas de cine?

Aunque todo parece indicar que los consumidores prefieren cada vez más las plataformas digitales, los estudios cinematográficos continúan apostando por los estrenos en cines. Esto no solo responde a cuestiones económicas, sino también a la necesidad de cumplir con los requisitos de la industria de Hollywood para participar en festivales y premiaciones, donde la exhibición en pantalla grande sigue siendo un factor clave.

No obstante, se ha desarrollado un modelo híbrido que busca satisfacer a ambos públicos. Muchas producciones se estrenan primero en salas de cine durante un periodo aproximado de uno o dos meses —dependiendo de su desempeño en taquilla— y posteriormente se incorporan a los catálogos de streaming.

Ejemplos recientes de esta estrategia incluyen títulos como Killers of the Flower Moon, Napoleón (Apple TV+), Barbie (HBO Max) y Priscilla (Mubi), que tuvieron su estreno en cines en 2023 y más tarde llegaron a las plataformas digitales, en algunos casos con contenido adicional o versiones extendidas.

Si bien este modelo ha demostrado ser efectivo en los últimos años, aún queda por ver cómo evolucionará el mercado del streaming en términos de costos, calidad de contenidos, modelos de producción y el reparto de regalías, un tema que estuvo en el centro de las huelgas de Hollywood durante el verano pasado.

El auge del streaming no ha significado la desaparición del cine tradicional, sino una redefinición de la experiencia cinematográfica. Mientras las plataformas ofrecen comodidad y acceso inmediato, las salas de cine conservan su valor como espacio cultural y de exhibición premium. El futuro del entretenimiento parece encaminarse hacia un equilibrio entre ambos formatos, donde el espectador elige cómo, cuándo y dónde disfrutar cada historia.

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